Esos miedos asesinos,
los llamamos así porque son el origen de muchos actos violentos, xenófobos y
racistas que se registran en varios puntos de encuentro entre diferentes
culturas y religiones, y deben ser el origen de nuestras preocupaciones y
nuestras actuaciones para transformarlos y hacer que nuestras sociedades sean
inclusivas, que abarquen a todas las personas con el fin de enriquecer la civilización
humana.
Por lo tanto,
los miedos asesinos son siempre transformables si se tratan a tiempo, porque el
miedo nunca puede vencer la voluntad humana, y siempre está en nuestras manos
utilizar nuestra inteligencia cultural para construir un futuro pacífico que
beneficie a toda la humanidad, ya que la imagen que tenemos del otro y del
futuro, influye en nuestras acciones del presente, y si creamos una imagen
positiva del otro haciendo uso de la inteligencia cultural podemos transformar
esos miedos asesinos y crear espacios de encuentro y paz a pesar de las
diferencias.
Entonces, no hay
duda de que las personas que crean miedo y terror en el mundo usan de manera negativa su inteligencia
cultural, ejemplo de ello es la idea que tuvo el presidente americano George
Bush de asociar el terrorismo al Islam y hablar del terrorismo islámico, o Ben
Laden de presentar a los occidentales como se fueran herejes.
Esa manera de
usar la imaginación y la inteligencia para crear términos y programas que
fomentan el miedo y el choque entre las culturas y las civilizaciones, es la
inteligencia que deben utilizar las personas que creen en la paz y el amor,
para acabar con los terrorismos y radicalismos violentos que amenazan la
coexistencia pacífica de la humanidad, y crear alianzas entre países, culturas
y, sobre todo, entre las personas. Y esto es lo que están consiguiendo niños de
diferentes países que trabajan en proyectos de educación para la paz como
Creando Puentes.
Ciertamente, en
un mundo global necesitamos aprender a usar la inteligencia cultural, conocer a
los demás, acercarnos a su cultura y usar la empatía para fomentar la
compresión mutua y el entendimiento entre todos los pueblos, sin imponer la fe
y la cultura del más fuerte, sino respetando las diferencias, y promoviendo los
derechos humanos y las libertades, que nos puedan ayudar a confrontar los retos
que tiene la humanidad en la era de globalización.
Una era en donde
no solamente la información y el capital están globalizados sino también el
odio y el miedo. De hecho, es una era que requiere personas abiertas y
respetuosas con las diferencias culturales y religiosas, que aprendan el uno
del otro a través del diálogo y la comunicación cultural, y que respeten a la
mujer y a la diversidad. En definitiva, que sepan usar la inteligencia cultural,
que no puede resolver todos nuestros conflictos y miedos, pero que es el camino
para encontrar las vías adecuadas para transformarlos.
Personalmente, creo
que para transformar nuestros miedos asesinos necesitamos que cada uno de
nosotros, desde su área de trabajo, asuma su parte de la responsabilidad, actuando
de manera respetuosa con los demás, usando sus capacidades y competencias para
hacer las cosas de manera pacífica y educando a los niños de hoy a ser
inteligentes culturalmente, a participar con sus ideas y acciones en mejorar el
mundo en donde vivimos, a generar dinámicas positivas y a apostar por la fuerza
de la palabra y la acción. Esa voluntad de todos; estados y ciudadanos, de
pasar del estado de observación al estado de la actuación, es fundamental para
lograr una civilización de alianzas, que tendrá como objetivo alcanzar el
progreso de la civilización humana, mediante alianzas políticas, culturales y
económicas entre otras que la fortalezcan.
Said Bahajin
Doctor en Estudios Internacionales de Paz e Investigador en la Cátedra UNESCO de Filosofía para la Paz, Universitat Jaume I, España.
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