Diez años después del 11-S, se sigue hablando de amenazas y de ataques que, según sus autores, defienden la justicia y la paz. Son personas que creen que la paz se logra mediante el terror que siembran en el mundo. O sea, que si en la época de los romanos se decía: “si quieres la paz prepara la guerra” hoy hay quienes dicen: “si quieres la paz fomenta el terrorismo”. No pretendo entrar en la polémica del significado del terrorismo porque es un término que hasta hoy no tiene definición clara, aunque todos estamos de acuerdo con que el terrorismo no tiene identidad, ni país, ni religión. Una persona terrorista puede pertenecer a cualquier cultura y a cualquier país. No hay un país poblado solamente de terroristas, ni culturas ni religiones que únicamente fomenten el terrorismo. Sólo hay personas que utilizan nuestra ignorancia respecto a las demás culturas y religiones para aterrorizarnos y lograr sus objetivos. Por eso, tenemos que cuidar nuestro lenguaje y no hablar de un terrorismo religioso o de una religión terrorista porque no existen religiones que llamen al odio y al terror, y la única forma de saberlo es escucharlas, conocerlas, y no temerlas haciendo el favor a los verdaderos terroristas que juegan con nuestra inteligencia obligándonos a vivir en un miedo eterno y sospechando siempre del otro diferente.
¿Cómo podemos creer en algunos que llaman a matar a los no musulmanes en nombre del Islam y no creer en la mayoría de los líderes religiosos y en el Corán mismo que llama al diálogo, al amor y al respecto de los demás sin que sean musulmanes? Tan pronto hemos olvidado que ese Islam del cual sospechamos ahora es el mismo que con su convivencia con las demás religiones enriqueció durante un tiempo la civilización humana. ¿Acaso el Islam de Al Ándalus que ofreció a la humanidad filósofos judíos, cristianos y musulmanes no estaba basado en las recomendaciones del Corán y del profeta Mohamed?
El Corán no ha cambiado ni tampoco el Islam, lo único que ha cambiado es nuestra interpretación del Corán y nuestra mirada al Islam, ya que en la actualidad muchos lo están viendo como una amenaza y como un nido de terroristas. Y nos olvidamos de que lo único que puede hacer que una religión fomente el terrorismo es crear gente que no la conocen y que la defiende, mientras que ninguna religión o Dios necesitan ser defendidos por alguien. Es lo que está pasando en actualidad y que nos tiene que alertar. Si no luchamos juntos creyentes y no creyentes para dar a conocer la verdadera imagen del Islam que hasta hoy profesan unos 1.500 millones de personas, pronto tendremos a gente que se cree musulmana y defiende un Islam que no tiene nada que ver con los verdaderos valores; que al igual que las otras religiones, el Islam enseña a sus seguidores.
Es tiempo de que la Humanidad se despierte y vea las noticias no solamente con sus ojos sino también con su inteligencia que le diferencia de los animales. ¿Por qué tenemos que escuchar a la minoría que llama al odio y al choque mientras que la mayoría que cree en la convivencia pacífica se mantiene callada? Es tiempo de que la mayoría silenciosa y silenciada hable y que la minoría que siempre habla escuche. Es tiempo de actuar y formar parte de la noticia en vez de sentarse a ver las malas noticias que nunca acaban. Es tiempo de ir en busca de la verdad y no esperar de nadie ofrecernos su propia verdad. No podemos negar que la verdad existe pero nadie quiere verla, tenemos miedo de ella y aceptamos cualquier mentira para no pensar mucho, ya que tenemos mucho en que pensar. Nos gusta poner gafas oscuras no para protegernos del sol sino para no ver la verdad.
En realidad, somos los verdaderos ciegos y los que consideramos ciegos son los únicos que ven la verdad porque ven con sus corazones y no con sus ojos. De hecho, tenemos que aprender a ver la verdad con nuestros corazones y afrontarla en vez de huir de ella, porque huir nunca soluciona los problemas ni tampoco cura la ceguera.
Hasta hoy día está en nuestras manos impedir otra tragedia como el 11-S y acabar con el terror y el miedo que sufrió la Humanidad tanto en EEUU como en Afganistán, Irak y en todo el mundo, fomentando la verdad y teniendo claro que si las guerras nacen en las mentes de las personas, pues las paces se hacen en sus corazones.
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