Otra
vez la barbarie vuelve a la acción y quiere convertir a los humanos en
bárbaros. París vuelve a ser el escenario de unos atentados terroristas que
todos condenamos, y mandamos nuestras condolencias y solidaridad al pueblo
francés, y a todas las personas que sufren del terrorismo, incluso en Siria e
Irak.
Según
Francois Hollande, la respuesta tiene que ser “implacable ante los bárbaros”, y
como el enemigo se encuentra en Siria, “hay que ir a destruirlo” porque
“Francia está en guerra”. Parece que la historia se repite, y que el presidente
francés no aprendió nada de la guerra contra el terror de Bush en Iraq, que en
vez de acabar con el terror, ha contribuido de manera directa a la aparición y
crecimiento del grupo terrorista Daesh. Es oportuno recordar ahora el desastre
de Iraq porque nos enseña que la barbarie nunca se combate con la barbarie, y
que el miedo a los bárbaros es lo que amenaza con convertirnos en bárbaros como
dijo Todorov.
Lamentablemente,
algunos dirigentes siguen creyendo que la seguridad se consigue con la espada y
las armas y no con la fuerza de la palabra y del diálogo. Francia que ha
sufrido dos ataques terroristas este año, es el quinto país con más gasto
militar en el planeta y el primero en Europa Occidental. Sin embargo, de nada
le sirvieron sus 63.000 millones de dólares invertidos en gasto militar durante
el año 2014, ni siquiera para proteger a su población de unos atentados
terroristas cometidos, como señaló su presidente en su discurso en el Congreso
francés, por los propios franceses, "Han sido franceses los que han
matado a otros franceses. Son individuos que viven aquí y pasan a la
radicalización del terrorismo”.
Por
lo tanto, ¿para qué sirve declarar la guerra a Siria si los terroristas eran
franceses? Y ¿Por qué se sigue viendo a la barbarie como ajena? Es necesario
que gran parte de la respuesta sea en Francia, y que se empiece a inculcar a
los niños que la civilización es también ajena ya que como dijo Goytisolo “Desde
la niñez nos inculcan la idea de que el enemigo de la civilización es la
barbarie; la civilización obviamente es la nuestra; la barbarie, ajena”.
No
quiero entrar en el debate de quién está detrás del terrorismo y quién se
beneficia de él. Creo que Mayor Zaragoza, ex director de la UNESCO lo dejó
bastante claro hace años cuando dijo en un artículo publicado en el diario El
País: “De nuevo los países más poderosos de la tierra crearon las
condiciones necesarias para seguir incrementando las inversiones en armas y
tecnología militar. Para fabricar armas... hay que fabricar enemigos”. Sin embargo, me gustaría que
Francia y otros países sigan el ejemplo de España, que después de sufrir los
atentados del 11M, respondió con la retirada de sus tropas de Iraq, la puesta
en marcha de la Alianza de Civilizaciones y la aprobación en su Parlamento de
la ley 27/2005 de fomento de la
educación y la cultura de la paz.
En aquellos tiempos, España no retiró sus
tropas ni propuso la Alianza de Civilizaciones por tenerle miedo al terrorismo
o a lo que llaman algunos yihadismo, sino porque el gobierno español
concebía que la noción de una seguridad basada en el uso de las armas y del
poder duro tenía que cambiarse y ser sustituida por una seguridad humana
colectiva, basada en la dignidad humana y la lucha contra la humillación, la
pobreza, el abuso de los derechos humanos y el extremismo con todas sus
imágenes.
Es una noción de seguridad que difiere de
la noción elegida por EEUU en el 2001, y por Francia en la actualidad, por no
usar la violencia y la guerra contra el terror, sino la prevención y la
transformación de los conflictos a través del diálogo y de las alianzas. Una
seguridad humana que se logra con la fuerza de los derechos humanos y de la
democracia, de las Naciones Unidas y de la legalidad internacional, de la
educación y de la cultura de paz como señaló su presidente José Luís Rodríguez
Zapatero. De hecho, tanto Francia como EEUU, el primer país a nivel de gasto
militar con 610.000 millones de dólares, tienen que cambiar su noción de
seguridad y aprender de España porque las medidas militares ni son decisivas ni
suficientes para combatir el terrorismo.
En conclusión, los jefes de estados y los
que gobiernan el Mundo, tienen que pasar a la acción y no limitarse a la
reacción, asimismo, entender que los terroristas de Daesh no utilizan las armas
para radicalizar y manipular a los jóvenes, sino ideas y sentimientos, aprovechando
el sentimiento de frustración y de humillación que experimentan los jóvenes en
muchos lugares del mundo. Ese tipo de terrorismo necesita la contribución de
todos y todas, y no se combate con armas y ejércitos sino con ideas y
sentimientos, invirtiendo en programas de prevención y de educación para la
cultura de paz y aprendiendo del ejemplo de España.
Said Bahajin
Doctor en Estudios Internacionales de Paz e Investigador en la Cátedra UNESCO de Filosofía para la Paz, Universitat Jaume I, España.
El "hacer la paces" entre las naciones, implica que consideremos al AMOR como fuente importante en el ser humano para mover hacia su paz interior y así verse reflejado con los demás, (paz social) y por supuesto esto consolidará hacia la naturaleza (la paz ecológica), como refiere Jose Tuvilla Rayo (2012) .
ReplyDeleteCon la educación de los afectos, el desarrollo de la ternura, el cariño y la compasión en los seres humanos, lograríamos el desarme y se propondría la cultura de la noviolencia.¿Qué se necesita?... que lo creamos posible y que desde nuestras escuelas se lo enseñemos a nuestros niños y niñas; a nuestros jóvenes, que no hay un "otro", sino un "nosotros", que no hay razas, sino una sola, SER HUMANO. que opinas ???
Gracias Olimpia por tu comentario. Estoy totalmente de acuerdo es tiempo de unirnos todos contra los desafíos de la humanidad, es tiempo de hablar desde nuestros corazones, es tiempo de que seamos nosotros los verdaderos protagonistas y trabajar todos por la paz. Gracias
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