Hay personas que buscan la fama durante su vida y no
la encuentran, y hay otras que sin quererlo, después de su muerte se convierten
en famosos. Una de esos famosos es Amina Filali, que sin querer y después de su
suicidio, se convirtió en una líder mundial en la lucha por los derechos de las
mujeres violadas y maltratadas. Son muchos los medios de comunicación que
publicaron lo que según muchos es “la cruel experiencia de una menor violada
y obligada a casarse con su violador aplicando el artículo 475 del código penal
marroquí”, lo que exige nuestra reflexión sobre el caso, y más aún sobre
el famoso artículo que según algunos permite a una menor casarse con su violador en un estado
musulmán como Marruecos.
Me gustaría, antes de hablar del caso de Amina y del
artículo, expresar mis condolencias a la familia de Amina y dejar claro que
para mí; siendo parte de mi identidad marroquí, árabe y musulmán, un hombre que
viola a una mujer es un criminal y tiene que ser juzgado por pena máxima,
además cualquier ley que permite a una mujer casarse con su violador es una ley
radical que deniega los principales derechos de la mujer. De hecho, es
interesante aclarar que una ley así no tiene nada que ver ni con el Islam, ni
con sus valores, ni con su trato a las mujeres, y todos los musulmanes tienen
la obligación de condenar cualquier acto de violación o de maltrato a una mujer
sea cual sea su nacionalidad, cultura o creencia. Estoy seguro que no hay
ninguna religión o legislación a nivel universal que pueda justificar la violación
de una mujer o perdonar a su agresor permitiéndole casarse con su víctima.
Ahora bien, hay que señalar que sí existe el
artículo 475 en el código penal marroquí que condena a cualquiera que mantiene
relaciones sexuales con una menor aunque sea con su consentimiento, y permite
en algunos casos el matrimonio entre el “agresor” y la menor. Pero creo que es
importante explicar el artículo 475 y el caso de Amina Filalli para entender lo
que ha pasado.
Primero, hay que tener en cuenta que en la sociedad marroquí
no existe el término novios que se usa en muchas sociedades occidentales, o sea
que una relación entre hombre y mujer solamente puede ser de amigos o de
casados. En el caso de Marruecos que es una sociedad influenciada por la
cercanía a Europa, por la herencia de la colonización francesa y española y las
remesas culturales de los inmigrantes marroquíes en Occidente, en la actualidad
hay muchos jóvenes que mantienen relaciones de pareja antes del matrimonio pero
la mayoría de esas relaciones se mantienen en secreto sin el consentimiento o
ni siquiera el conocimiento de los padres. En general, los padres en Marruecos
no permiten una relación entre sus hijas y hombres fuera del matrimonio, sobre
todo en las zonas rurales en donde las chicas se casan a veces con menos de 18
años.
Ahora bien, teniendo en cuenta este contexto
cultural de Marruecos es importante conocer que el artículo 475 del código
penal marroquí dice que “Quien, sin violencia, amenaza o fraude engaña, o
intenta engañar o raptar a un menor de 18 años se castiga con la cárcel de
entre un año y cinco años y una multa de 200 a 500 dirhams”. Después añade si la
menor “raptada” sin violencia o engañada se casa con su agresor este último se
libra de la condena de prisión. Es un artículo que intentaba de una manera
solucionar un problema que existía y sigue existiendo en nuestra sociedad y que
es un tabú, como por ejemplo si alguien mantiene unas relaciones sexuales fuera
del matrimonio con una menor y después de perder su virginidad o quedarse embarazada
no quiere saber nada de ella, en este caso, el tribunal puedo hacer uso del
artículo 475 para encarcelar al culpable o en caso de consentimiento entre los
dos contraer matrimonio. De ahí que el código penal marroquí diferencia entre
el caso de agredir o engañar a una menor sin el uso de la violencia o de
amenaza “artículo 475” y la violación de un hombre a una mujer “artículo 486”
que condena al violador a una pena de prisión entre cinco y diez años. Eso
significa que el artículo 475 no se aplica según la ley en los casos de
violación y solamente se aplica en casos de una relación consentida con una
menor fuera del matrimonio.
Dicho esto, en el caso de la difunta Amina Filali
según las declaraciones del Ministro de Justicia marroquí ella mantenía una
relación sentimental con su “agresor”, lo mismo confirmó su amiga del colegio,
y sus propias declaraciones ante el juez antes de casarse con su “agresor”. Al
enterarse sus padres fueron ellos los que presentaron una solicitud a los
juzgados pidiendo un matrimonio entre la difunta Amina y Mustafá, el hombre con
quien mantenía relaciones fuera del matrimonio. Por eso, y como no ha sido
violada se aplicó el artículo 475, ya que ella misma reconoció ante el juez su
relación con su “agresor”. Además según su padre era su madre quien insistió en
que se casara con su agresor para evitar el escándalo “shouha social” al
conocerse en todo el pueblo la noticia de que su hija mantenía una relación
sentimental con el vecino siendo una menor. Según Mustafá ellos se querían y
pasaban varias noches juntos manteniendo relaciones sexuales hasta que perdió
su virginidad, y después cuando se enteró su familia se casaron y vivieron
juntos. O sea, hay dos versiones, la primera de la familia y la segunda del
marido y solamente el juez decidirá cuál de las dos es la verdadera.
Sin duda es lamentable el caso de Amina que después
de su matrimonio sufrió malos tratos según su familia hasta el punto de
suicidarse, pero es lamentable también que dentro de sociedad marroquí los
responsables no reconocen que hay temas que ya no son tabú y de los cuales hay
que sentarse a hablar con mucha responsabilidad, y uno de esos temas es las
relaciones entre los jóvenes. Basta ver los temas de los cuales se habla y los
videos que intercambian los jóvenes marroquíes en las redes sociales para saber
que muchos temas ya no son, ni serán tabú de aquí en adelante. Al mismo tiempo,
es atroz ver como algunos medios y organizaciones tanto nacionales como
internacionales, aprovecharon la tragedia de Amina para sacar beneficio,
confundiendo dos artículos totalmente diferentes, y haciendo creer a todo el
mundo, que en Marruecos una menor violada puede casarse por la ley con su
violador.
Es triste que la historia de Amina tuviera un fin
trágico, pero debe servir para aprender de nuestras tragedias, para que no se
repitan, porque se sabe que en Marruecos, y sobre todo en los pueblos, hay
muchas menores que sufren agresiones o violaciones, y por evitar el escándalo
se quedan calladas, sin ni siquiera denunciar al agresor. Eso nos lleva a
preguntar ¿por qué ocurre esto en nuestras sociedades? Debemos reconocer
nuestra responsabilidad porque todos somos culpables, primero porque no
educamos a nuestros jóvenes en el respeto al otro y a la otra; segundo porque
en la mayoría de los pueblos solamente se les enseña a las mujeres sus obligaciones
y nunca sus derechos; tercero porque siempre queremos aparentar ser los mejores
mientras somos muchas veces de los peores, y cuarto porque nos gusta condenar
siempre al otro y nos olvidamos que tampoco somos perfectos.
Para mí el problema no es el artículo 475, el
problema es la mentalidad machista de algunos hombres marroquíes, el problema
no es cambiar una ley. Para qué necesitamos cambiarla si al final seguirán
habiendo hombres que ven la mujer como un cuerpo desechable y una ama de casa.
Es tiempo de despertarnos y de autocriticar nuestros comportamientos. Es tiempo
de educar nuestra juventud al amor a los otros y a las otras, y es tiempo de
respetar y dar a la mujer su verdadero puesto en la sociedad aplicando por lo
menos nuestra religión que nos enseña que “el paraíso
está debajo de los pies de las madres” o
sea de los pies de una MUJER.