Después de un año fuera de Castellón hoy he vuelto a respirar ese aire pacífico que tanto añoraba. Pocos entenderán esa sensación, pero seguro, todos los que tuvieron la oportunidad de estar en Castellón haciendo el Máster Internacional en estudios de Paz, Conflictos y Desarrollo, o en compañía de sus estudiantes, la experimentaron al igual que yo. Para todos, es claro que la magia de los estudios para la paz, no está solamente en los libros leídos ni en las clases asistidas, sino también en la convivencia diaria con el otro diferente que nos hace sentir ricos con todo lo que aprendemos de los demás y de sus experiencias.
Es cierto que estudiar la paz es importante, pero aún más importante es experimentarla, porque la paz no se encuentra en los libros, sino se vive con los sentimientos. Tampoco se impone, sino se construye.
Aquí en Castellón, con mis amigos de diferentes culturas y religiones y con los propios castellonenses, he aprendido que Dios es grande y quiere ser adorado de diferentes maneras e idiomas, en diferentes lugares y tiempos. Este es el secreto de la diversidad que Allah quiere que entendamos para conocernos y para evitar que nos matemos por Él. Un Dios, que nos ha creado diferentes para mostrarnos su grandeza y para darnos la oportunidad de conocernos mejor a través del otro, nunca querrá vernos enfrentados para adorarle de una manera o de otra. Su grandeza merece ser adorada de diferentes maneras y en diferentes lenguas. Todas las religiones son suyas, no existe una religión terrorista, ni terrorismo religioso, todas llaman a la paz, al amor y al buen trato del otro.
Es lo que he aprendido de mis experiencias con personas de diferentes culturas y religiones, que cuando piden algo a Dios dicen Amén. Es curioso escuchar a un cristiano, un judío o a un musulmán, a pesar de sus diferentes idiomas, diciendo todos Amén. Pero al mismo tiempo que nos une la palabra Amén, también nos unen nuestras experiencias personales y yo, como cualquiera de vosotros, tengo en mi vida momentos inolvidables y detalles que cambiaron totalmente mi mirada al mundo, ya que no hay personas sin memorias, ni tampoco memorias sin personas.
Por eso, no hay nada mejor que compartir nuestras memorias que nos enseñan a respetar las diferencias y a darnos cuenta de cuánto Dios nos quiere por crearnos diferentes. Me imagino la alegría de Dios el día que nos vio a Gloria de México y a mí rezando, cada uno de su manera, a la misma hora y en diferentes continentes, o también cuando mi amiga Bienvenida de Madrid me regaló un Corán el día de mi cumpleaños, y qué decir de los días que pasé con mi amigo Arcenio, ex estudiante del Máster y pastor de la Iglesia protestante, rezando varias veces juntos en su habitación y él bendiciendo la comida, mientras yo decía en nombre de Dios antes de cada comida, en donde no faltaba algo con sabor español. Sin olvidar su alegría cuando mi madre Soadia me mandaba de pequeño a traer comida de mi vecina Estrella, una señora mayor que con una hermosa sonrisa me corregía mis primeras letras en castellano; para calentarla porque ella por ser judía no podía hacerlo en su casa los sábados, tampoco me dormía los viernes temprano y tenía que esperar la llegada de mi vecino judío Mauricio, quien me hacía el nudo de mi corbata cada vez que me tocaba ir de fiestas; para encenderle la luz del edificio porque él no lo podía hacer. Y qué decir de la alegría que compartiría con Dios y con mis amigos, cuando les llamaba para felicitarles en cada año por la Nochebuena, o cuando ellos me llamaban para felicitarme por la fiesta del Ramadán y del cordero. Seguro que Dios estaba contento cuando Martín me invitó un día del Ramadán a comer con él y tenía que esperar con su familia hasta la puesta del sol para poder comer juntos. Aquel día todos nos reímos mucho, porque él me pidió bendecir la comida y yo le pedí lo mismo y calladitos nos pasamos un buen rato sin comer, pensando que uno u otro estaba bendiciendo la comida mientras yo preguntaba ¿Tanto tiempo necesitan los cristianos para bendecir la comida?
Todo eso sin olvidar la hospitalidad, que es un espacio de encuentro entre diferentes culturas y un verdadero instrumento de paz y amor entre los pueblos. Esa hospitalidad, que he experimentado tanto en España como en Estados Unidos, la llevo guardada no solamente en la memoria de mi mente, sino en las memorias de mi corazón, nunca olvidaré a Leonor de Tudela quién me abrió las puertas de la primera casa española, ni a la madre de David quien nos hospedó a casi todos los estudiantes del Máster en su casa de Villamarchante en Valencia, ni a Carmen y Lidón de Castellón, ni tampoco a Manolo y su familia en Mairena del Aljarafe en Sevilla quienes siempre tenían no solamente las puertas de sus casas abiertas para mí y mis amigos del Máster, sino también las puertas de sus corazones.
Es importante el efecto que tienen las acciones que se hacen desde el corazón, porque son acciones que no se olvidan y se quedan guardadas en el corazón del otro. Por eso, tenemos que aprender a actuar y reaccionar desde nuestros corazones, y compartir nuestras experiencias personales de las que tenemos mucho que aprender.
Son solamente algunas de mis experiencias personales con el otro, que me han hecho entender que el amor de Dios a una persona se ve en las caras de las demás personas, y yo lo he visto y vivido en las caras y los gestos de mis amigos cristianos, judíos y musulmanes en Marruecos y en España y, sobretodo, en Castellón. Con todos aprendí que la paz nace y crece con nuestro comportamiento cotidiano. Una mirada de agradecimiento, una sonrisa o una palabra dicha desde el corazón, es el verdadero lenguaje de Dios que todos entendemos a la perfección y es el camino hacia una convivencia armónica entre todos.
Por tanto, es tiempo de amarnos, es tiempo de conocernos a través de nuestras experiencias personales y de nuestras memorias del corazón, es tiempo de sonreír al otro en vez de estar esperando su sonrisa, y es tiempo de abrir las puertas de nuestras casas y de nuestros corazones al otro en busca de un diálogo y una alianza de sentimientos y de corazones.
Pues Said!!me he pasado por tu Blog y este mensaje que has escrito me parece muy interesante y profundo.
ReplyDeleteAdelante!!
Rina
Muchísimas gracias Rina sabes sería más interesante si todos contaramos nuestras experiencias personales sobre todo nosotros los que tuvimos la oportunidad de conocer y de convivir con diferentes culturas y creencias en Castellón siendo estudiantes del Master de la paz. Te animo a escribir la tuyo y me dara mucho gusto leerla.
ReplyDeleteGracias