En la vida, hay valores que trascienden las naciones y las fronteras, que nos unen y no nos separan, que nos enseñan a respetarnos y a amarnos, y nuestro deber como seres humanos, es aplicarlos en nuestra vida cotidiana, y al mismo tiempo reclamar a quiénes no los aplican. Uno de esos valores es la igualdad, que lamentablemente nos falta en la actualidad, porque da pena llamar al número de emergencia del consulado de España en Tánger por una emergencia, y escuchar que es un número que atiende solamente a los españoles. Me pregunto, qué pasaría si llamara un español al consulado marroquí en España y escuchara la misma respuesta.
España, nuestro vecino europeo con el cual compartimos mucha memoria, que es miembro de Naciones Unidas desde 1955, y que firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos que otorga a todos los seres humanos los mismos derechos sin distinción alguna de nacionalidad, sexo, origen nacional o étnico, religión o lugar de residencia, nos debe dar el ejemplo de un país democrático que vela por la justicia, y por una alianza de civilizaciones basada en la igualdad de derechos y deberes.
No puedo negar mi admiración y respeto a España y a los españoles con los cuales comparto mis ilusiones e inquietudes, pero tampoco puedo negar mi decepción del trato que reciben algunos marroquíes en el consulado español en Tánger, que a veces les tratan como se fueran todos unos futuros inmigrantes.
Personalmente, no entiendo como el personal del consulado que estudia las solicitudes de visados, no contestara durante más de 17 días a un paciente que tenía una cita de control con un neurocirujano, quien le operó en un hospital de Córdoba porque su caso es inoperable en Marruecos.
Casos así, en el que el solicitante del visado pierde una cita de control que solicitó finales de abril, y que puede perder hasta su vida por la urgencia del control y la negligencia del consulado, muestran que el Ministerio de igualdad español y los responsables de la política exterior española deben repensar su noción de igualdad y de justicia que quieren presentar y ofrecer a los ciudadanos del mundo.
Es cierto, que el consulado de España en Tánger tiene derecho a investigar, entrevistar y denegar el visado a los que no reúnen todos los requisitos, pero también tiene la obligación de respetar los derechos humanos como el derecho a la vida, a la dignidad y a la igualdad, y tratar a los marroquíes, por lo menos en Marruecos, al igual que trata a los españoles.